1!: “El Juicio” y “Argentina, 1985”
Hay zonas límite de la experiencia a las que es muy difícil que llegue la ficción. Lo pensé viendo el documental “El Juicio”, de Ulises de la Orden, y viendo después la película de ficción sobre el mismo tema, “Argentina, 1985”. No hay actor que pueda dar tanto miedo y expresar tanto la degradación humana como cualquiera de los militares que fueron juzgados en Argentina después de la dictadura. Y por muy bueno que sea en su trabajo Ricardo Darín, no es posible que dé la idea de obstinación, agotamiento, serena ira justiciera, que transmite la cara del fiscal Julio César Strassera, su pelo pegado, sus arrugas enormes.
2!: “All the Beauty and the Bloodshed”
No sé si se podría hacer una película de ficción con la figura de la fotógrafa Nan Goldin y con la historia de su lucha valerosa contra la familia Sackler, los que fueron dueños de la empresa Purdue Pharma, creadora del opiáceo OxiContin, que desató una epidemia de adicciones terrible y de más de trescientos mil muertos en Estados Unidos. Por lo pronto hay en Filmin un documental sobrecogedor, “All the Beauty and the Bloodshed”, dirigido por Laura Poitras, que fue también responsable a medias de “CitizenFour”, en torno al testimonio de Edward Snowden.
Este de ahora tiene la misma fuerza devastadora, política y estética, pero además cuenta con la presencia de Nan Goldin, que hizo una revolución personal en la fotografía a principio de los años ochenta, y que en estos últimos años se volcó en el activismo contra esa compañía farmaceútica, y sobre todo contra la familia Sackler, que encubría so codicia homicida detrás de una fachada de patrocinio opulento de las artes, en los museos más importantes del mundo. Goldin, que tiene obra en muchos de ellos, se confabuló con un grupo de militantes tan arrojados como ella para obligar a los museos a enfrentarse a su complicidad vergonzosa con una familia que debe toda su fortuna ingente al comercio con la adicción, la enfermedad, la muerte.
Pero el documental también contiene una estremecedora autobiografía de Nan Goldin, una confesión sobre lo más íntimo de su vida y sobre las imágenes fotográficas que han brotado durante muchos años de ella, con la dolorosa originalidad que solo tienen las cosas verdaderas.