Dice Henry James en Otra vuelta de tuercaque todos los futuros son crueles. Con menos riesgo de vaticinio se podría decir que son crueles casi todos los pasados, al menos los que corresponden al registro público de la historia. No recuerdo el nombre del historiador a quien le leí el siguiente dictamen: “Si el estudio de la historia te hace sentirte orgulloso, es que no es historia lo que estás estudiando”. José Álvarez Junco va más lejos aún en el título de su último libro, y en la entrevista que le hace José Andrés Rojo en estas mismas páginas. Hablar de un “pasado sucio” parece más propio de una novela de intriga criminal que de un libro de historia, pero un historiador actúa muchas veces como esos detectives privados del cine y la novela negra que en busca de la resolución de un misterio del presente se embarcan en una indagación que los lleva al pasado y al hallazgo de un cadáver anónimo y de las huellas de un crimen que quedó oculto e impune. Cuanto más ahonda el detective, más oscura se vuelve la trama criminal, y mayor el contraste entre lo respetable de las apariencias y la corrupción y la culpa que se esconde tras ellas.
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