Toda una inmensidad

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Una obra que trata de contar la extrema desmesura sin remedio ha de ser desmesurada en sí misma. Enfrentado a la tarea de contar la historia de un edificio inmenso, inaugurado en 1931, de más de 500 viviendas —y además un teatro y un cine igual de gigantescos, gimnasios, cafeterías, campos de tenis—, destinadas a albergar a la élite del Partido Comunista y del Estado soviético, el historiador Yuri Slezkine ha levantado un libro que alcanza una inmensidad semejante, y que como el propio edificio original abruma por su escala y por la multitud de los personajes que lo habitan. Traducirlo y publicarlo también habrá sido una hazaña desmedida, como tantas de las que se cuentan en el libro, también con un punto de insensatez y temeridad. Acantilado ya publicó hace unos años un proyecto casi igual de desmedido, Terror y utopía, de Karl Schlögel, centrado también en Moscú y en un solo año terrible, 1937. 

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