Lo específico del arte de la fotografía es atestiguar lo que ha existido: “Ça a été”, dice cada foto, en las palabras de Roland Barthes, en sí mismas tocadas de melancolía, porque eso que ha sido ya no es, alterado por cada uno de los minutos que han pasado desde que se disparó la cámara. Más tarde o más temprano no hay foto que no sea el retrato de un fantasma. La fotógrafa japonesa Tomoko Yoneda hace algo distinto. Lo que ella retrata no es la visibilidad de las cosas y de las personas presentes sino su ausencia, su ya lejana desaparición. Tomoko Yoneda se crio en Japón, pero emigró muy joven a Estados Unidos y luego a Inglaterra, donde vive ahora, y desde donde viaja con su cámara a lugares con frecuencia remotos para fotografiar lo que ya no existe, algunas veces las huellas débiles de un hecho o una presencia y muchas más lo borrado por completo, lo que estuvo durante mucho tiempo y ya no está o lo que sucedió atrozmente y no ha dejado ni un solo rastro.
Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.