No siempre lo original o lo memorable ocurre en los centros privilegiados del mundo, en los lugares de máxima irradiación en los que están las galerías, las editoriales, los medios que amplifican lo de antemano prestigioso. Lo original, lo verdadero, lo del todo inesperado, estalla de golpe en lugares apartados, en la periferia geográfica o social, inventado por visionarios que convierten en mérito su aislamiento y obtienen la fuerza de su marginalidad. Pero como sucede tan lejos y nadie importante le presta mucha atención, lo original corre el peligro de perderse, un relámpago que no ha visto casi nadie y que se extingue en la oscuridad, un talento secreto que al ser descubierto demasiado tarde obtiene el prestigio triste de lo póstumo.
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