Cada vida humana es improbable y única. Cada una es un misterio. Henry James escribe: “Nunca pienses que puedes decir la última palabra sobre alguien”. James Atlas corrige: “Tampoco la primera”. James Atlas sabe de qué habla. Ha dedicado una gran parte de su vida a averiguar las vidas de otros. Cuando era todavía muy joven se puso a escribir la biografía del poeta Delmore Schwartz, que había aparecido como un cometa en la literatura americana de los últimos años treinta, y que en poco más de una década se hundió en el alcoholismo y la enfermedad mental y murió de un ataque al corazón en un hotel para desahuciados de Nueva York, en la periferia sórdida de Times Square. Atlas era un universitario joven enamorado de la literatura y de esa gran escuela anglosajona de la biografía. En Oxford había estudiado con Richard Ellmann, probablemente el mejor biógrafo literario del siglo, el que contó con tanta erudición como sensibilidad estética y pulso narrativo la vida de James Joyce.
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