La contención, la desmesura

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Me gusta mucho una historia que se cuenta sobre Miles Davis y John Coltrane. Se ve que al principio se transmitió oralmente, porque circula en versiones distintas, aunque con una sustancia idéntica, y un final que se repite siempre, como una canción que es la misma a pesar de todas las versiones que se han ido improvisando a lo largo de los años: Night in Tunisia, So in Love, por poner dos ejemplos que me son muy queridos.

La historia debió de suceder en la segunda época en que Coltrane tocó en el quinteto de Miles Davis, a finales de los cincuenta, cuando ya estaba en la plenitud de su estilo y de sus facultadas, en una medida no pequeña porque había superado su adicción doble a la heroína y al alcohol. En aquel quinteto prodigioso Miles era la contención y Coltrane -Trane- la desmesura. Miles controlaba al máximo el tono, el volumen, los recursos técnicos, la duración de los solos. Trane se lanzaba a tocar y no acababa nunca.

En la versión que a mí me gusta no hay una confrontación directa entre los dos. Miles Davis, que hablaba tan poco, le dice en un descanso de un concierto a uno de los otros músicos, quizás Paul Chambers, o Red Garland, que iban  siempre con él:”¿Por qué toca Coltrane tanto rato seguido? Ve y pregúntaselo”. El músico vuelve al cabo de un rato, y le cuenta a Miles: “Dice que le gustaría, que quiere parar, pero que no sabe cómo”. Y Miles, con esa voz casi inaudible que parece el sonido sinuoso de su trompeta con sordina, responde:

“Dile que pruebe a quitarse el saxo de la boca”.