Echado muy hacia atrás en la camilla del dentista la boca abierta se te congela en una monstruosa carcajada de calavera mexicana.
La resistencia de caja fuerte del cráneo se nota mucho cuando el taladro actúa, la hermética concavidad de hueso que protege el cerebro. Abro los ojos y al apartarlos del foco de interrogatorio de la lámpara veo pasar nubes fértiles de lluvia sobre los tejados de Madrid.
Ni el nacimiento de Cristo, ni la invención del fuego, ni el viaje de Mahoma a La Meca, ni el año 1 de la revolución francesa, ni la primera grabación en rodillo de cera, ni el derecho a vacaciones pagadas del Frente Popular francés, ni la imprenta. Lo que empieza una nueva era para la humanidad es la anestesia. Nada de A.C. o D.C. : A.A. o D.A. Personalmente, agradezco mucho que me haya tocado en esta parte de la divisoria.