Cuando el premio Nobel ganó a Svetlana Alexievich se hizo un favor enorme, y se lo hizo a muchos lectores que de otro modo no habrían descubierto a esa escritora admirable. Navegando o deambulando por ahí en Internet encuentro una entrevista que le hacen en The Nation. Alexievich habla sobre todo de su pasión por escuchar las historias de la gente común: “Flaubert se llamaba a sí mismo una pluma humana. Yo soy un oído humano. Leo voces”. Y también: “Una historia es como una cara humana. Hay tantas historias distintas como caras distintas”. Escribir es sobre todo escuchar voces: las que lo rodean a uno, las que uno descubre dentro de sí y va siguiendo mientras escribe con mucho cuidado para que el hilo no se rompa. Y también las voces de los ausentes, los vivos y los muertos.
Todo oídos
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