Género negro

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Una de las novedades de la cultura democrática que surgía en España desde mediados de los años setenta fue la relevancia de la literatura policial. Del espacio subordinado del género ascendió a una consideración idéntica o incluso superior a las formas más respetadas de la escritura narrativa. No sé ahora, pero entonces eso era una singularidad que no se repetía en otros países. En Europa, en Estados Unidos, con culturas literarias más asentadas que la nuestra, las fronteras de los géneros estaban muy marcadas. En una librería de París uno buscaba alfabéticamente a Georges Simenon más o menos entre Jorge Semprún y Claude Simon y no lo encontraba: el sitio de Simenon estaba en las estanterías dedicadas al género policial, no a la gran literatura, del mismo modo que en EE UU Raymond Chandler, Dashiell Hammett, Patricia High­smith, para nosotros maestros insuperables, estaban y están relegados a la sección Murder & Crime, situada a una conveniente distancia física y cultural de la otra, Fiction & Literature.

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Seguir leyendo en EL PAÍS (25/07/2015)