La paternidad, la maternidad, cambian para siempre el sentido del tiempo. los años dejan de ser una duración abstracta, o el registro exclusivo de tu propia biografía. Tú ya no eres el eje del tiempo. Los años se encarnan en las vidas de tus hijos. Es un buen correctivo para el egocentrismo. Son tus hijos los que te sirven para marcar su escala, como esas figuras pequeñas en el primer plano de un paisaje que sirven para indicar su amplitud. 1983, por ejemplo, es algo más que una fecha distante en la cronología de mi vida, en la historia de mi país. Es el año en el que nació mi hijo mayor, en un junio de calores tan sofocantes como los de estos días. Con 32 años recién cumplidos mi hijo se casa hoy con su novia Violeta. No tiene sentido la inclinación a la condescencia de la edad: mi hijo es cinco años mayor de lo que yo era cuando él nació. Él verá hoy su presente inmediato y soberano. Yo veré la duración entera de su vida hasta ahora.
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