Me avisa Miguel, que vive en una permanente alerta lectora: una de sus editoriales preferidas, Pepitas de Calabaza, acaba de reeditar en español En pos del Milenio, de Norman Cohn. El título en inglés quizás suena menos engolado: The Pursuit of the Millenium. Devolver un libro así a la vida intelectual española es una hazaña que merece elogio y apoyo militante. Norman Cohn es uno de esos historiadores que son eruditos en lo suyo y además escritores de primera fila, narradores deslumbrantes, que hacen claro lo difícil sin rebajar su complejidad. Tiene la altura de esos libros que uno se da cuenta de que son definitivos mientras está leyéndolos, que le abren mundos enteros: para mí, como las Vidas paralelas de Hitler y Stalin, de Allan Bullock, o como La edad de los prodigios, de Richard Holmes, o El imperio de la luna de verano, la gran historia del pueblo comanche contada por S.C. Gwynne.
Lo que cuenta Cohn es la estela del Apocalipsis de San Juan: la secuencia de los movimientos milenaristas inspirados por sus profecías a lo largo de la Edad Media, y hasta bien entrado el siglo XVI, y después, mucho después, aunque no siempre con leguaje religioso: los delirios colectivos, unas veces de inmolación y otras de matanza, inspirados por la creencia de que el final de los tiempos está cerca, que va a volver o a llegar el Mesías que remediará las injusticias del mundo, que va a producirse la batalla final en una lucha cósmica entre el Bien y el Mal, después de la cual se establecerá una sociedad perfecta. Hay un arco que se repite en las trayectorias de casi todos estos salvadores: surgen de la oscuridad y atraen a multitudes de pobres, de desorientados y desesperados; alcanzan brevemente el poder e instalan pavorosas tiranías, en nombre de la igualdad y la virtud, de la separación entre los destinados a salvarse o a condenarse; en la mayor parte de los casos, los ejércitos de los reyes acaban asediándolos, masacrando a sus seguidores, quemándolos a ellos en la hoguera. El cuento que cuentan está al final del Nuevo Testamento, y no parece que pierda nunca su atractivo. En Estados Unidos muchos millones de personas creen que la batalla final de Cristo regresado contra el Anticristo sucederá en el valle de Josafat dentro de no mucho tiempo. Y es que hay pocas ideas tan poderosas como esa: todo va a cambiar de golpe, radicalmente, muy pronto; todos los males del pasado quedarán abolidos; alguien vendrá para anunciar la salvación; entre las fuerzas del Bien y las fuerzas del Mal hay una divisoria indudable.
Mucho más prosaico aceptar lo que decía Raymond Aron: que en la vida casi nunca se elige entre el Bien y el Mal, sino entre lo preferible y lo destestable.