Retrato hablado

Publicado el

Enrique, que es de Chile, me mira con cara de extrañeza y me pide que le explique el significado de la expresión que acabo de usar: “retrato robot”. Qué cosa más rara, dice, con esa musiquilla del acento chileno, ¿qué es un retrato robot? Entonces yo caigo en la cuenta de lo ajenas entre sí que son esas dos palabras, retrato y robot, y lo que acabo de decir con toda normalidad se me vuelve casi tan raro como a Enrique, que no lo ha oido nunca. Enseguida comprende, y sonríe: “Un retrato hablado”. Y ahora soy yo quien tiene que ajustarse a la rareza: un retrato no hecho con trazos, sino con palabras, con la pobre capacidad del lenguaje para los detalles específicos, y con palabras además no escritas, sino dichas, habladas.

Una tarea imposible. Las palabras son demasiado genéricas para atrapar lo singular de una cara, o para permitir que a partir de ellas uno se la imagine sin haberla visto y pueda reconocerla luego. Por eso siempre nos sorprende la cara de alguien a quien vemos por primera vez después de que nos lo hayan descrito con todo lujo de pormenores inútiles.

Ahora pienso “retrato robot” y no veo una ficha policial, sino una historia de ciencia-ficción.

Autorretrato  realizado con FACES 3.0 Composite Software
Autorretrato realizado con FACES 3.0 Composite Software