Lisbon revisited

Publicado el

Había que irse lejos para quitarse de en medio, pero no tanto como para que la duración del viaje agravara el cansancio. Después de tanto exposición pública, era urgente recobrar la  invisibilidad de la vida diaria; después de tanto hablar, había que quedarse callado y disfrutar del silencio y de escuchar y fijarse, porque es muy difícil fijarse cuando es uno el observado; después del aturdimiento de las obligaciones exteriores, de tanto ir de un lado para otro, hacía falta sentarse de nuevo en el escritorio, en el espacio austero y suscinto en el que poco a poco vuelve el hábito de escribir, la rutina fértil del trabajo. De modo que nos hemos ido todo lo lejos que es posible irse quedándose cerca, y nos hemos retirado un tiempo a Lisboa, nuestra Lisboa del alma, nuestra Lisboa de las pequeñas casas de comidas con manteles de papel o de hule en las que se te sirven con amabilidad discreta los arroces caldosos más ricos del mundo, las feijoadas prodigiosas de judías blancas y sepia, el bacalao desmigado y revuelto con mucha cebolla, huevo y perejil, las sardinas asadas; Lisboa de los miradouros sobre el Tajo y las escaladas de sherpa para llegar siempre a otro mirador todavía más alto, de los pequeños parques con enormes árboles tropicales de flores rosadas, de las papelerías en las que se encuentran los mejores cuadernos. En los ratos libres estudio portugués leyendo el periódico con un diccionario al lado, o familiarizándome despacio con una poeta a la que descubrí en mi viaje anterior, Sophia de Mello Breyner Andresen. Me llama mucho la atención esas personas que dicen, de su ciudad, su país, su comarca, “es que como se vive aquí no se vive en ninguna parte”. A mí me gusta descubrir que se puede vivir bien en muchos sitios distintos, si uno tiene cierta disposición de disfrutar y admirar.

HDRtist HDR - http://www.ohanaware.com/hdrtist/