Hombre, por fin un asunto en el que los del PP y los del PSOE dejan a un lado diferencias para unirse en la reivindicación de lo que es común a todos, lo que está por encima de la greña partidista, lo que merece preservarse en tiempos difíciles, lo singular, lo que es nuestro, lo que no existe en ninguna otra parte: ambos partidos defienden en Tordesillas, con el mismo fervor, por razones culturales e identitarias que se remontan, cómo no, a varios siglos atrás, la tortura de un pobre animal y el jolgorio bárbaro de una ciudadanía embrutecida. Había que ver en la televisión al sujeto que había alanceado al toro hasta matarlo y al alcalde -socialista- del pueblo. Luego nos quejamos de nuestra mala imagen en el mundo.
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