Bibliodiversidad

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Pequeñas editoriales valerosas aseguran la diversidad en el ecosistema de la literatura. Caigo en la cuenta de que casi todos los libros que más me han gustado últimamente en español proceden de ellas: Elba publica “Cinco mujeres extraordinarias”, de James Lord, que Elvira acaba de leer con entusiasmo; y yo he leído los Cuadernos de Rusia de Dionisio Ridruejo admirablemente anotados por José M. Núñez Seixas en Fórcola, y otro libro completamente desconocido hasta ahora para mí y asombroso por su humorismo y su verdad, “El desbarajuste”, de Ferran Planes, en Libros del Asteroide, traducido del catalán por Carlos Manzano. Desde las memorias de Miguel Gila no había leído un testimonio como éste, el de una persona común que no es intelectual ni está empapado de ideología, un figurante de a pie en el inmenso desbarajuste de la guerra civil y de la guerra en Europa.

Pero hay más cosas pendientes: Pepitas de calabaza, la editorial de los diarios de Iñaki Uriarte, acaba de publicar “Reflejos del Edén”, de la primatóloga Biruté Galdikas, donde se cuentan sus años de convivencia con los orangutanes en los bosques de Borneo; Ernesto Estrella ha traducido para Capitán Swing un volumen de los diarios de Thoreau; Demipage ha celebrado su décimo aniversario encargándonos 30 cuentos a 30 escritores aficionados a las bicicletas; Periférica, Nórdica, Minúscula, Sexto Piso, continúan publicando joyas casi ocultas de la gran literatura internacional.

El paisaje de la lectura sería mucho menos frondoso si esas bravas editoriales pequeñas no existieran. De los aficionados  depende que puedan sobrevivir(y de las bibliotecas públicas, y de la educación lectora, y de políticas inteligentes de protección del libro…). El que algo quiere algo le cuesta. Si algo nos importa de verdad, tendremos que defenderlo.

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