Un rastro de canciones

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Polly Ferman y Gerard Edery dieron anoche un recital en el Cornelia Street Café, un sitio casi íntimo de tan recogido en el Village, donde sobre todo actúan músicos de jazz. Polly Ferman toca el piano, Gerard Edery canta y toca la guitarra. El hilo es un viaje en la geografía y en el tiempo siguiendo el rastro de las canciones españolas. Empiezan con Falla, dos de sus Siete Canciones Populares, que siempre lo asombran a uno por su concisión y su belleza; siguen luego por el cancionero sefardí, con esa pureza triste de romances antiguos castellanos preservados en el destierro; y de ahí viajan a las habaneras, las milongas, los tangos, las Canciones Negras de Monsalvatge: Polly Ferman toca a solas una habanera de Lecuona, una milonga de Ginastera. Las formas musicales se trasmiten modificándose, contagiándose de ritmos africanos, de las efusiones sonoras del bandoneón   y el nihilismo sentimental del tango. Una letra sefardí muy breve se me queda en la memoria; no puede ser más triste, no puede llegar más derecha al corazón.

Puxa, puxa,

cómo la rosa huele.

Puxa, puxa,

cómo el amor duele.

Tú no naciste para mí.

Presto apártate de aquí.