Qué porvenir

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Lo que yo me pregunto es qué clase de porvenir desea o imagina o cree que está preparando toda esta gente que manda ahora, la que toma decisiones en gobiernos y empresas, la que despide trabajadores cualificados mientras mantiene sueldos multimillonarios para directivos, la que cierra hospitales públicos y mantiene empresas fraudulentas llenas de enchufados, la que elimina los fondos para investigación científica y sostiene canales de televisión en los que se difunde la brujería y la astrología, la que permite que una mujer embarazada pierda a un bebé por falta de una medicina y se gasta el dinero de la sanidad en asesores y protocolos, o en privatizaciones de rapiña que enriquecen a unos cuantos estafadores con conexiones políticas.

Casi todo puede ser eliminado, salvo los privilegios. A mi pobre tío Juan, el hermano de mi padre, lo operaron del corazón en un hospital de Córdoba y al día siguiente lo pusieron en la calle, no sólo convaleciente, sino además con una infección de orina que contrajo mientras estaba ingresado y que agravó sus dolores. Preguntó cuándo llegaba la ambulancia para llevarlo de vuelta a Úbeda y alguien le dijo, no sé si con chulería o con el cinismo de quien lo da todo por perdido: “¿Una ambulancia? ¿Es que no ve usted los telediarios?” Y mi tío, recién salido de una operación gravísima, casi sin poder moverse,  tuvo que volver a Úbeda en el coche de su hija. Quién sabe cuántos gerentes, asesores y parásitos varios tendrá ese mismo hospital, de cuántas ambulancias hay que prescindir para mantener en España una flota de coches oficiales que sigue siendo una de las mayores del mundo.

Habría que pedirles que nos explicaran cómo es el mundo que quieren: cómo es un mundo en el que no hay sitio para trabajadores con preparación y experiencia, en el que el dinero medirá el acceso a la educación o a la salud, en el que sólo ellos y los suyos y los mercenarios que los protejan y los subordinados que los sirvan tendrán garantizada la supervivencia, en el que habrá un foso cada vez mayor entre los territorios de los ricos y los de los pobres, entre los educados y los ignorantes, entre los hundidos y los salvados.