Alguna esperanza

Publicado el

Hay que hacer caso a la gente que sabe de números. Los de letras, como se decía antes, tendemos inevitablemente a la vaguedad, y eso tiene su peligro cuando se trata de observar y de juzgar las cosas tal como son, no según nuestros prejuicios, nuestros deseos o nuestro estado de ánimo. Por eso me gusta leer los artículos de mi amigo William Chislett, este inglés que lleva media vida en España y conoce nuestros país mejor que muchos de nosotros -con la ventaja de la cercanía, sin la ceguera de la pertenencia- y continúa siendo obstinadamente inglés. Yo siempre le digo que esa es la diferencia entre Europa y Estados Unidos: en Estados Unidos, después de 35 años años, e incluso mucho antes, a nadie se le ocurre pensar que uno no sea plenamente americano, aunque conserve en mayor o menor medida la lealtad a su origen. En Europa hay un exceso de raíces.

En los últimos tiempos, cada artículo de Chislett me da un disgusto, con su despliegue inapelable de números: la crisis, el abandono escolar, el deterioro de la educación. A mí no me gusta la pesadumbre ni el noventaochismo: el pesimismo negro sobre nuestro país, las apelaciones a un fatalismo nacional que es siempre negativo, y que no se corresponde con la realidad de la historia. Los que tenemos recuerdos de un país atrasado, aislado y sometido a una dictadura inicua sabemos bien que existió un progreso inmenso, y precisamente por esa razón somos conscientes del valor de lo que se conquistó y de la responsabilidad de mantenerlo a salvo. Ni España, ni ningún otro país, está condenado genéticamente a nada: todo depende de las decisiones mejores o peores que se tomen, de la calidad de la ciudadanía, de la capacidad de juntar fuerzas en momentos de crisis o de la decisión inversa de buscar provecho particular en medio de la desgracia común. Así que esta semana el artículo de Chislett me ha dado esperanza. En medio de lo que parece una desolación sin matices, hay cosas que se hacen bien y empresas que exportan y crean riqueza y puestos de trabajo. A los de letras los porcentajes nos dan pereza: pero esas décimas de incremento en las exportaciones que cita Chislett significan cosas fundamentales en la vida de mucha gente. Si algo se hace bien es señal de que muchas más cosas pueden hacerse bien.

VIVA LA INTERNACIONALIZACIÓN DE LA ECONOMÍA ESPAÑOLA

American progress (John Gast, 1872)
American progress (John Gast, 1872)