Lectura en grupo

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En el curso de no ficción leemos un libro cada semana. Doce o trece personas, cada miércoles, de cuatro a seis, sentadas alrededor de una mesa, haciendo común la experiencia solitaria y callada de la lectura. Algunos estudiantes están también en el taller de los lunes. Las caras ya se vuelven familiares, igual que el nombre que corresponde a cada una. No hay dos orígenes, dos acentos iguales: Venezuela, Perú, Colombia, Chile, los Estados Unidos, Argentina, Cuba, México, España. Al cabo de los años ya he aprendido a identificar un acento por una frase, incluso por la entonación de una sola palabra. No solo los acentos: también las costumbres peculiares del habla.

La primera lectura han sido los Naufragios de Cabeza de Vaca: la escritura confrontada con la desmesura de un mundo literalmente inconcebible; la fuerza del estilo de quien no es escritor y no piensa estar haciendo literatura, sino dictando un informe que hará enviar a la burocracia remota del Emperador. Hemos leído cada uno durante la semana con entrega total, con subrayados a lápiz o en el lector electrónico. Cada estudiante tenía que traer la frase o el pasaje que más le hubiera impresionado y explicar por qué. Durante casi 10 años Cabeza de Vaca recorrió a pie 18.000 kms en un viaje imposible, entre la costa de Florida y la del Pacífico, por paisajes que ningún europeo había pisado nunca, compartiendo la vida de tribus de indios que unas veces habían llegado a la agricultura y a la alfarería y otras se alimentaban miserablemente de gosanos y raíces. Cada lectura se superpone y se agrega sutilmente a las otras, las complementa, las matiza. Cuando,  al cabo de tantos años de vagabundear desnudo por los pantanos de Florida, las llanuras de Texas y de Nuevo México, de sobrevivir a los naufragios, a la enfermedad, a la guerra, al hambre, Cabeza de Vaca encuentra por primera vez a unos españoles, se ve de pronto desde el otro lado, intuye lo que están viendo en él esos compatriotas a los que ya no se parece: “Y otro día de mañana alcancé cuatro christianos de cavallo que recibieron gran alteración de verme tan extrañamente vestido, y en compañía de indios. Estuviéronme  mirando mucho espacio de tiempo, tan atónitos que ni me hablavan ni acertavan a preguntarme nada”.

Mapa de la expedición de Cabeza de Vaca
Mapa de la expedición de Cabeza de Vaca
Antonio Muñoz Molina
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