Canciones dichas

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Las buenas canciones, como los cantes flamencos, se dicen tanto como se cantan, se cantan diciéndolas. Hemos ido esta noche a uno de nuestros lugares más queridos de Nueva York, la Oak Room del hotel Algonquin, con nuestra sobrina Laura, que no había visitado nunca un lugar así, y que tiene el don innato de fijarse en las cosas y apreciarlas y agradecerlas. Tocaba el piano Bill Charlap, acompañando a Sandy Stewart. Entre los pianistas jóvenes de jazz Bill Charlap es uno de mis favoritos. Tiene virtuosismo y tiene swing. Lo descubri hace cinco o seis años, en un disco de canciones de Leonard Bernstein que había grabado con su batería y su contrabajista habituales, Kenny Washington y otro Washington que no es hermano de Kenny y de cuyo nombre de pila no me acuerdo ahora. Lo que yo no sabía es que Bill Charlap era hijo de un compositor de musicales y de una cantante de Broadway, precisamente Sandy Stewart, a la que acompaña estos días en el Algonquin.

Sandy Stewart canta volviendo las canciones transparentes por dentro: revelando su melodía exacta, vocalizando con extremo cuidado esas letras melancólicas y sabias, llenas de ironía, a veces de una punzada de cinismo. Bill Charlap la acompaña con una austeridad extrema, con una sutil taquigrafía que está tan hecha de conocimiento de cada nota y de cada palabra como de complicidad personal. Sandy Stewart canta ‘S Wonderful, In My Solitude, It’s a Lovely Day, All the Things You Are. All The Things You Are es una de las canciones de amor más hermosas que se han escrito o cantado nunca. Y al final, casi en la penumbra, levantando apenas la voz, porque no hace falta, canta When You Wish Upon a Star. Dulces mentiras a través de las cuales las canciones dicen la verdad.

P.S.- Y gracias, querido Diego Ariza, por el recuerdo de un aniversario en el que yo no había caído, y por tus palabras tan generosas. Uno en el fondo siempre tiene miedo de merecer las críticas más negativas y de no merecer los elogios más cordiales