Para seguir con el hilo de los encuentros improbables: en 1862 Fiodor Dostoievsky fue a visitar en Londres a Charles Dickens, a quien tenía mucha admiración. Según cuenta Claire Tomalin en una biografía nueva de Dickens, ese encuentro de los dos escritores se descubrió hace unos años, gracias a una carta hasta entonces inédita de Dostoievsky: “Dickens me contó que todas las personas buenas y sencillas de sus novelas eran lo que él quisiera haber sido, y que todos sus malvados eran él mismo, o más bien lo que él encontraba dentro de sí; su crueldad, sus ataques de hostilidad sin motivo hacia aquellos que estaban indefensos y se dirigían a él en busca de consuelo, su rechazo hacia quienes debería amar… Había dos personas en él, me dijo” una que siente lo que debo sentir y otra que siente lo contrario; con la que siento lo contrario hago mis personajes malvados; con la que siente como un ser humano debe sentir trato de vivir mi vida”.
Qué novelesco que sea precisamente a través de Dostoievsky como nos llega casi con siglo y medio de retraso esta tremenda confesión.