A los funcionarios públicos les rebajan los sueldos. A los profesores les exigen más horas de clase. A los farmaceúticos no les pagan. A los enfermos de otras comunidades se les escatima la atención. Las bibliotecas han dejado de comprar libros. Los presupuestos de investigación se reducen. Misteriosamente, no he leído en ninguna parte que se proponga no ya eliminar, sino reducir siquiera el gasto ingente que suponen las televisiones autonómicas.
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