Días de feria

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Siempre da desasosiego volver a la feria del libro de Madrid.¿Irá gente a que le firme uno los libros? Siempre está el miedo de quedarse solo, detrás del mostrador de la caseta, subido en un taburete incómodo, mirando pasar a la gente, mirando a la gente mirarlo a uno, como se mira el escaparate de una tienda sin mucho éxito. Pasé bastantes años sin ir a firmar, desde una vez que me cansó mucho el espectáculo de las cifras y de la competencia, como si los escritores fuéramos caballos de carreras. Había un chistoso de un programa de tv que iba de caseta en caseta con una cinta métrica, “midiendo la cola” de los escritores. Así que estuve diez años sin volver, y además hubo otros en los que me encontraba fuera de España. Este año dicen los editores y los libreros que se nota la crisis, así que habrá que echar una mano. Mi única condición ha sido firmar en librerías independientes. Y la verdad es que los lectores que se acercan suelen ser personas muy educadas, muy amantes de la literatura, con una confianza íntima que compensa la timidez, no muy distinta en el fondo de la timidez del propio escritor, de su inseguridad profunda, incurable, en cierto modo necesaria. Y siempre provoca gratitud, hasta incredulidad, que lo que uno ha escrito forme ahora parte de la vida de otros, esas caras y esas miradas con las que uno cruza la suya en el tiempo breve de un saludo, de preguntar un nombre y trazar una firma.

 

Feria del libro del Retiro
Feria del libro del Retiro