Grandes esperanzas

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Dentro de todo está bien el descaro con que los ricos y las grandes empresas van a lo suyo mientras los gobiernos acceden a que el precio de la austeridad solo lo paguen los pobres. La única política del Partido republicano en Estados Unidos es eliminar impuestos para el 1 % más rico de la población y reducir gastos sociales. Hasta a los condenados a muerte en Texas hay que ejecutarlos usando anestesia para perros por falta de presupuesto. Nada de engaños, ni de cortinas de humo: como dijo Warren Buffett, el hombre más rico del mundo, claro que hubo una lucha de clases, y la ganaron ellos. No hay más cruda verdad que el realismo panfletario de El Roto, ese pintor meticuloso y apacible que lleva toda la vida escondiéndose detrás de sus variados heterónimos. Al mismo tiempo que anuncia el despido del 20% de la plantilla , la Telefónica -le vuelvo a poner el artículo que le quitaron los publicitarios horteras, porque sin artículo las entidades elefantiásicas y rapaces parecen más modernas- hace público un reparto extraordinario de dividendos entre sus ejecutivos y accionistas. La Telefónica era hasta hace unos pocos años una empresa pública que el gobierno de Aznar repartió a bajo precio entre unos cuantos amigos.En España los parlamentarios congelan las pensiones mínimas al tiempo que se conceden a sí mismos vitaliciamente las más cuantiosas.  Nada como el saqueo de los bienes de todos para fomentar la iniciativa privada y el dinamismo del mercado. Eso sí, si esos forajidos abusan de la codicia o de la incompetencia y hunden la empresa habrá que rescatarlos con miles de millones de dinero público, un socialismo repentino en  favor de los ricos. Las firmas de Wall Street no han repartido nunca más dividendos que en estos últimos años en que las subvenciones del gobierno federal las sacaron de apuros. De modo que para hacer economías no queda más remedio que suprimir puestos de maestros, de asistentes sociales, que reducir los fondos para la radio pública y la planificación familiar. Como bien sabe Andrés Rábago, Ops, el Roto, no hay demagogia más desvergonzada que la de la realidad.

Buffett y Obama fotografiados por Pete Souza (imagen de dominio público)
Buffett y Obama fotografiados por Pete Souza (imagen de dominio público)