Como me marcho dentro de un rato hacia el aeropuerto, porque salgo hoy hacia Nueva York, dejo sólo estas reflexiones de Montaigne sobre la lectura, traducidas por J. Bayod Brau, como despedida provisional:
“En cuanto a las dificultades, si encuentro alguna leyendo, no me como las uñas con ellas; las dejo en su sitio tras hacer una carga o dos. Si me plantara en ellas me perdería, y perdería el tiempo. Porque tengo el espíritu saltarín. Lo que no veo a la primera carga, lo veo menos obstinándome. Nada hago sin alegría; y la continuidad, así como la tensión demasiado firme, me ofusca el juicio, lo entristece y fatiga. Mi vista se enturbia y dispersa. No tengo más remedio que apartarla y volverla a fijar de manera intermitente; igual que, para juzgar del brillo de la escarlata, nos ordenan pasar los ojos por encima, recorriéndola con varias miradas, rápida, repetidas y reiteradas. Si un libro me disgusta, cojo otro…”