Una resonancia

Publicado el

Lo más valioso que despierta en nosotros una obra de arte, o un libro, o una música, o una frase aislada en un artículo, no es la admiración, sino la resonancia. Baudelaire habla en un poema de la emoción de encontrar  “un pays qui te ressemble”, un país que se te parece, en el que te reconoces.De la misma manera, ese personaje desconocido de una novela o una película tiene mucho que ver contigo, aunque no habías sabido de él hasta casi ahora mismo, aunque en ocasiones no existe. Esas palabras que lees te da la impresión de que podías haberlas escrito tú, y de que es familiar y querida la voz que las dice. Esa música, dice Proust, te trae recuerdos que no sabías que tuvieras.

Venía leyendo en el autobús, en mi Kindle, un libro de Tony Judt, Reappraisals, que en español creo que se llama “El olvidado siglo XX”, y encuentro en él estas palabras de Primo Levi: “En estos tiempos uno oye con frecuencia a gente que se declara avergonzada de ser italiana. De hecho, tenemos buenas razones para estar avergonzados: la primera, y sobre todo,  no haber sido capaces de producir una clase política que nos represente, y, por el contrario, tolerar durante treinta años a una que no lo hace. Por otra parte, tenemos virtudes de las que no somos conscientes, y no nos damos cuenta de lo raras que son en Europa y en el mundo”.

(Aunque la resonancia, claro, no es exacta, porque a pesar de los pesares, y del berlusconismo televisivo que tanto ensucia y envilece, la clase política española no es la italiana).