En el metro, a media mañana, dos limpiadoras han parado de trabajar y se toman el bocadillo. Una de ellas, castiza y sin duda veterana, bromea con al otra, novata tal vez, y desde luego inmigrante, que se ha sentado en un peldaño de la escalera mecánica averiada:
-Levántate de ahí, que se te va a quedar el culo como un código de barras.