Idealismo práctico

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Desde hace algún tiempo, quizás desde que arreció más la crisis, no desplumo del periódico del domingo el cuadernillo de color salmón dedicado a la economía. Ha sido una grata sorpresa ir descubriendo que en esas páginas casi no se escucha el vacuo cacareo de la trifulca y del charlismo político, y que se encuentran artículos largos y serios presentados con el propósito de hacer más grata su lectura y de ayudar a la comprensión de la realidad, no para satisfacer los caprichos de esos diseñadores que ahora mandan en los periódicos, que están convencidos de que la palabra escrita es un engorro que debe reducirse al mínimo, sustituida por grandes fotos en color de modelos esqueléticas en pasarelas o de Victoria Beckham o de un paraguas muy divertido con estampados de Andy Warhol.

Hay que estar atento siempre para encontrar la buena escritura, porque muchas veces donde menos está es donde la damos por supuesta. Los redactores del cuadernillo económico además no escriben como si copiaran doblajes de películas o malas traducciones de malas novelas policiales americanas, que es el estilo que se va extendiendo por las paginas de cultura -“A Ken Follett sus novelas le han hecho un tipo asquerosamente rico”, “me fui a cagar con el puto libro de los cojones”, etc- . En las páginas color salmón se pueden leer los artículos extraordinarios de Paul Krugman y de Joseph Stieglitz, y a veces se encuentran datos tangibles que ilustran más sobre el funcionamiento despiadado del mundo que muchos exabruptos de columnistas radicales. En ellas me enteré el año pasado que cómo ha cambiado en los últimos treinta años la diferencia media entre el sueldo de los máximos ejecutivos de las grandes empresas y el de los empleados comunes : en 1980, un directivo cobraba treinta veces el suelo de un trabajador; en 2010, doscientas setenta veces. Eso es lo que ha ocurrido, mientras la izquierda estaba tan entretenida alimentando narcisismos identitarios. Hoy he encontrado un artículo de Jeffrey Sachs que me ha parecido un modelo de escritura informativa y de idealismo práctico. Sólo lamento que el periódico no ponga el nombre del traductor.
JEFFREY D. SACHS
El crecimiento en una economía budista