Por ejemplo: de que, según un titular desolador de hace una semana, el 12,5 % de los empleos que hay en España es de camareros; de que una vez más la OCDE ha publicado un informe desolador sobre la educación en nuestro país, con particular hincapié en el deterioro de la Formación Profesional; que el abuso en el consumo de alcohol y la obesidad infantil nos han hecho descender en los índices internacionales de salud ; que en un colegio público de Málaga el director ha tenido que comprar 300 menús de una hamburguesería porque a causa de los recortes en el presupuesto educativo no había quien se ocupara de cocinar o de atender el comedor escolar; que el presentador Juan Imedio le facturó a la TV pública andaluza más de 4 millones de euros el año pasado(bien es verdad que existiendo una institución educativa y cultural como Canal Sur las escuelas son mucho menos necesarias).
Tampoco estará de más acordarse de que mientras el peso del llamado ajuste después de la crisis ha caído abrumadoramente sobre los asalariados -y entre ellos, sobre los más desprotegidos, en especial jóvenes- el célebre 1% no ha dejado de aumentar su riqueza a lo largo de estos últimos años.
Y hasta se podría hablar de ese momento en que la religiosidad ideológico-patriótica deriva en el fetichismo y en el vudú: quemar banderas, poner cara de éxtasis triunfal para quemar fotos de gente. ¿Para cuándo los muñecos atravesados con alfileres, regados con sangre de pollo?
