En la exposición de monotipos de Degas en el MOMA, al visitante se le ofrece la posibilidad de usar una lupa. El monotipo es una técnica de grabado en la que se produce una sola copia: se dibuja en negativo y con tinta negra sobre una plancha de cobre o de zinc a la que se adhiere una hoja de papel, y la plancha y el papel se aplastan juntos en una prensa. Al no usar un buril que hienda el metal con las líneas del dibujo, el monotipo no facilita la precisión, sino más bien la fluidez y la mancha, el trazo expresivo, volúmenes y sombras. Su rapidez de ejecución es tentadora y arriesgada: no hay manera de remediar un error. A simple vista, sobre todo al principio de la exposición, cuando la pupila no está aún entrenada, el impacto visual es de una alucinante libertad expresiva, una audacia entre pintura abstracta y dibujo japonés hecho con pinceles muy gruesos.
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