Un buen periódico

Publicado el

Porque nos hemos resignado a que los periódicos sean cada vez más sectarios, más triviales, y estén escritos de cualquier manera y con desgana, se nos olvida lo mucho que nos han importado, el valor irremplazable que tienen en la democracia. Picoteamos una noticia o una columna en internet y pasamos a otra cosa. No vamos buscando que nos informen o que nos sorprendan o que nos atrapen con una lectura instructiva y gustosa sino que nos confirmen nuestros prejuicios.

Por eso impresiona más cuando uno se encuentra en el periódico con una historia que tiene toda la fuerza de la  verdad, todo el talento narrativo de los buenos relatos, todo el trabajo inmenso de mucha gente que hace falta para contar algo muy bien. En su columna de hoy Elvira hacía referencia a un reportaje que leímos el jueves pasado en el New York Times, y que ha reproducido El País. La historia negra de explotación y codicia que está escondida bajo las superficies impolutas de los productos de Apple, que ahora  no sólo se utilizan como herramientas, sino que se reverencian casi como reliquias sagradas. Lo más parecido a una tienda de Apple las horas anteriores al lanzamiento de un nuevo producto son esos santuarios milagreros junto a los que se arraciman los devotos; como si en vez de al lanzamiento de un aparato electrónico se estuviera a punto de asistir al milagro de la sangre licuada de San Pantaleón.

Periodismo claro y verdadero: no eslóganes, ni consignas, ni chismecillos, ni puñaladas calumniosas, ni divagaciones sobre la nada, sino historias de gente que se ve forzada a trabajar en condiciones de capitalismo primitivo y con sueldos de miseria para agrandar el margen de beneficio de una empresa que es dueña de medio mundo, y contra la que, curiosamente, no se revela ninguno de esos demagogos con la cara tapada que ahora circulan por ahí alentando al linchamiento y al chantaje. Periodismo que por ser libre y para ser libre no puede ser gratuito. Free significa en inglés las dos cosas, y de ahí vienen algunos malentendidos, pero Freedom solo significa libertad, no gratuidad: cuántos reporteros, durante cuánto tiempo, han tenido que trabajar en ese descubrimiento, cuántos editores han hecho falta para contrastar cada dato, cuántos viajes, cuántas horas de investigación en archivos. Es verdad que se puede vivir con malos periódicos, o sin ellos, o con periódicos tan dependientes de las subvenciones o los favores del poder que no puedan arriesgarse a hacerle frente.El precio de una prensa dócil a los políticos lo estamos pagando ahora en España.

Periodismo que cuenta el funcionamiento del mundo y la vida de las personas comunes, que al informar con rigor alimenta la opinión democrática y al denunciar el abuso ayuda a corregirlo: literatura y ciudadanía en su grado más alto.

Foto: Nathan Borror
Foto: Nathan Borror