Inutilidad y remordimiento del insecticida

Publicado el

Sobre el mostrador blanco de la cocina la hormiga se mueve de un lado a otro como una diligente inspectora de limpieza. Examina intersticios, recorre bordes y ángulos, da la vuelta alrededor del fregadero, revisándolo todo. Se da por satisfecha y se marcha tan rápido que no se sabe cuál es su salida de servicio. Pero ay si hemos sido un poco descuidados al limpiar la cocina, si ha quedado un rastro de grasa, unos restos mínimos de corteza de pan, si al cortar una raja fresca de melón se nos ha quedado una sola gota de jugo, densa de azúcares, o peor aún, si alguien ha olvidado desconsideradamente  la tapa de un yogur. La hormiga delatora reclamará la ayuda de una inmediata, injustificada, innumerable brigada de emergencia.