Naipaul en el mundo

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Un hecho simple bien contado adquiere por sí mismo una cualidad de símbolo. No es un adorno literario: es un hallazgo cognitivo. El símbolo sintetiza y explica lo real, a la manera de una ecuación o de una fórmula química. Un hecho así está en el corazón de The Enigma of Arrival, que es ya de por sí una síntesis de toda la literatura de V. S. Naipaul, de su idea del mundo y de sí mismo, del origen de su vocación literaria y el proceso difícil de autoconocimiento sin el cual no es posible el aprendizaje del oficio. En la novela, que solo lo es hasta cierto punto, el joven Naipaul ha empezado por fin el viaje que lo llevará de Trinidad a Inglaterra, de la periferia semicolonial a la metrópolis. Va a ser un viaje largo y laborioso para el estudiante becado que no sabe nada del mundo, que ha vivido la partida con una mezcla de exaltación y de pánico. La despedida de la familia ha sido premiosa, sofocante en su lentitud y en su espesor sentimental para el joven impaciente por desprenderse del agobio de la familia. El avión despega por fin y cuando toma altura Naipaul mira por la ventanilla y ve lo que hasta ahora no había visto nunca: la forma completa de la isla en la que ha vivido hasta entonces. Los contornos del territorio al que uno pertenece solo se vuelven visibles al abandonarlo.

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