El derrumbe

Publicado el

En casi nada somos o al menos éramos competitivos, salvo en cultura. Teníamos un patrimonio tan rico que ni siquiera siglos de abandono o de abierta hostilidad han logrado aniquilarlo. Hemos destruido el paisaje de las ciudades, el campo, los litorales, todo lo que nos podría haber dado una riqueza duradera para muchas generaciones, lo que se ha malvendido a la especulación, al abandono y al pillaje. Nuestra cultura, nuestro idioma universal, podrían ser una fuente de riqueza duradera y además no contaminante; y está comprobado que el único camino para la prosperidad de un país en estos tiempos tan difíciles es la solidez en la educación del máximo número de ciudadanos y la capacidad de innovar basada en la investigación tecnológica y científica. Seguimos teniendo una industria del libro que es la primera del mundo en español.¿No merecería que se la cuidara?

Pues precisamente es la educación, la cultura, la investigación, lo que más se está cercenando en estos tiempos de crisis. Un servicio público de calidad como es Televisión Española está siendo prácticamente arrasado: los canales de sectarismo descarado como Telemadrid y similares no corren ningún peligro. Cínicamente los directivos de la antigua Caja de Madrid se aseguran sus sueldos astronómicos mientras ahorran suprimiendo logros tan esclarecidos como la Revista de Letras o el Liceo de Cámara. Ni el Senado ni las diputaciones provinciales ni los millares de cargos de confianza al servicio de la casta política corren ningún peligro.

De modo que no sabemos cómo suponen los que mandan que nuestra economía va a recuperarse. ¿Con otra burbuja inmobiliaria, con más ladrillo devastador, con más turismo ordinario y barato, con más demagogia identinaria? No hay debate más urgente ahora mismo en España. Está en juego ni más ni menos que la viabilidad de un país entero.