Afortunadamente, un escritor no descubre ni educa su vocación gracias a los modelos o a los predecesores nacidos en su comarca de origen; ni siquiera en su país, y ni siquiera en su lengua. Uno suele escribir usando los materiales que tiene más a mano, el idioma y el mundo que mejor conoce, pero la atracción de lo distinto y lo extranjero puede ser mucho más poderosa que la de lo más cercano, aunque esto entristezca o incluso indigne a los celebradores de las identidades. Era evidente que la Granada de los años ochenta en la que yo empezaba a escribir carecía de una tradición de novelistas locales casi tan radicalmente como carecía de una escuela de físicos teóricos o de compositores de ópera. Pero mi tradición era la de toda la literatura que había leído y que me había importado hasta el punto de influir mi manera de estar en el mundo, y mi geografía abarcaba desde el San Petersburgo de Dostoievski y el Moscú de Tolstói y Chéjov hasta los bosques australes de Pablo Neruda, y el sur de William Faulkner no me era menos familiar que el de mi propia tierra, aunque lo conociera entonces filtrado por las traducciones y por el trabajo exclusivo de la imaginación. Mucho antes de la interconexión universal de Internet ya existía la de las lecturas. Como aspirante a novelista yo vivía más en Buenos Aires, en Macondo, en Santa María, en Comala, en la Lima triste del Zabalita de Vargas Llosa que en la Granada de mi vida familiar y mis obligaciones laborales. En la época en la que empezaban a imponer su halago y su chantaje las identidades comarcales forzosas, el mejor antídoto contra la obligación de ser andaluz, y además novelista andaluz, era trazar un mapa aproximado de todas las influencias de las que uno se alimentaba. Por supuesto que uno tiende a escribir sobre ámbitos muy limitados del mundo, sobre mundos que no se extienden mucho más allá de su experiencia directa y profunda. Pero la literatura consiste en esa paradoja, la de lo extremadamente singular que sin dejar de serlo se vuelve inteligible para cualquiera en cualquier parte y en cualquier tiempo.
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