Eñ informe de la OMS sobre España acentúa mi desconcierto político. Algo sabremos hacer bien cuando disfrutamos de una salud media excepcional en el mundo: por alimentación, por estilo de vida, por nuestro sistema sanitario, amenazado y en declive pero todavía excelente, una admirable obra colectiva construida a lo largo de medio siglo. Está la amenaza de la malos hábitos alimenticios crecientes y la falta de ejercicio, pero aún así este país del que tanta gente quiere irse cuanto antes ha logrado algo que, cuando se asoma uno un poco por el mundo, tiene un inmenso valor.
¿Y por qué será que esta sensatez en la manera de vivir y esa capacidad de sostener algo tan complicado como un buen sistema de sanidad pública se corresponde con una incapacidad tan desoladora para crear un clima político que no sea delirante, para llegar a acuerdos sobre las tres o cuatro cosas fundamentales que hacen respirable la vida civil?