Llegan con una estacionalidad tan previsible como las aves migratorias, aunque en épocas que para los de aquí serán difíciles de discernir, y desde luego admiten una traducción complicada: cómo explicar, por ejemplo, el puente de la Inmaculada, o de la Constitución, incluso las vacaciones de Semana Santa. Llegan en menos cantidad que hace unos años, antes de la crisis, cuando no había esquina sin españoles durante algunos fines de semana. Pero siguen llegando, más de lo que podría suponerse. Es muy rara la sensación de escuchar por la calle el español de España, tan distinto en su música de todas las variantes que se hablan aquí, y tan reconocible, a pesar de las procedencias diversas, y hasta enconadas. A una cierta distancia se advierten más los parecidos. Y lo llamativo de los españoles, vistos fuera, es que, estando tan obsesionados por sus diferencias interiores, se parezcan tanto, nos parezcamos tanto, incluidos los que más empeño suelen poner en no ser españoles. Hay una dureza en el habla que nos distingue radicalmente de los latinoamericanos o los latinos de aquí, y que hace que suene igual un acento castellano que un acento catalán, con perdón. Y hay una cierta manera de vestir y moverse, un aire deportivo y viajero muy preparado, las melenas cortas en las mujeres, las gafas de sol sobre la frente, los chubasqueros o chaquetones, los vaqueros y jerseys, que en seguida van atados a la cintura o sobre los hombros cuando hace algo de calor, las zapatillas deportivas de marca, muy nuevas, una homogeneidad que sorprende mucho cuando se vuelve a España, y que aquí se distingue de lejos. También hay una manera algo incauta de hablar muy alto, un no imaginar que esta es una ciudad en la que hay mucha gente que te entiende cuando hablas en español. A mí me gusta prestar atención a lo que dicen, comprobar con una mezcla de simpatía y de fatalismo cuánto me parezco a ellos y cuáles son los puntos de mi lejanía. Ayer tarde, al sol inseguro de Washington Square, entre los tambores de músicos callejeros, se hablaba mucho del partido entre el Madrid y el Barcelona.
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