Vivian Maier, visible e invisible

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Hace unos años descubrí por casualidad las fotos de  Vivian Maier  en una galería de Nueva York. Tenían la poesía y la inmediatez de la verdad. Luego fui descubriendo poco a poco su historia: una asistenta, cuidadora de niños, que iba por Chicago y por Nueva York haciendo fotos de lo que veía en sus horas libres, o incluso cuando llevaba de paseo a los niños a su cargo. De vez en cuando se hacía autorretratos: en el escaparate de una tienda, en el cristal de una cabina de teléfonos, visible e invisible, como un espejismo de su propia figura. Les pedí a los estudiantes que fueran  a ver la exposición: casi de nadie aprende más un escritor que aspira a contar el mundo que de un fotógrafo. Murió pobre, sola y desconocida, y ahora sus fotos se exponen en todo el mundo. Acaba de estrenarse un documental sobre ella, Finding Vivian Maier. Solitaria y un poco críptica, Maier es como una Emily Dickinson vagabunda de la fotografía.

Autorretrato de Vivian Maier
Autorretrato de Vivian Maier