Es el día más invernal en Madrid en no sé cuánto tiempo. Desde por la mañana ha durado una luz gris de atardecer que ahora mismo se disuelve en noche: el cielo todavía blanco al fondo, los perfiles oscuros de casas y árboles. En la calle desierta la lluvia repica sobre las hojas caídas con un sonido de periódicos viejos. Más allá del primer plano del silencio se oye el fragor lejano del tráfico en la M-30. Hay un olor a humo de leña en el aire húmedo. Tener cerca a los hijos es un regalo al que no dará tiempo a acostumbrarse. Feliz Navidad. O felicidades, en plural: felicidades variadas, a la medida de cada uno.
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