Paréntesis musical

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Creo que descubrí a Javier Colina en aquel disco que grabó a dúo con Tete Montoliu, y que se publicó años después de la muerte de Tete. Lo vi el sábado pasado, en la fundación Juan March, tocando en el cuarteto de Perico Sambeat. Javier Colina toca el contrabajo con una autoridad definitiva, con una pulsación poderosa de latido cuando acompaña y con una flexibilidad de pura ligereza cuando improvisa él solo, o cuando dialoga con otro instrumento, con el piano o con la batería, con el saxo. Era un concierto de homenaje a Charlie Parker y a Julio Cortázar. Un concierto de jazz siempre tiene algo de sesión de espiritismo, porque los músicos hacen su trabajo invocando a otros músicos, celebrando la tradición y rompiendo con ella. En el jazz un buen intérprete tiene una inflexión tan singular como su propia voz, pero al mismo tiempo construye su música sobre el entramado de lo que otros compusieron y tocaron antes que él, de modo que toda interpretación tiene una parte de originalidad y otra de homenaje y reconocimiento a la tradición. También el músico es, de manera sucesiva, solista y acompañante, protagonista y secundario, y su inspiración personal está entretejida con el trabajo de los otros, y se aleja unas veces de él y otras lo secunda, ensimismado en lo suyo y alerta lo que están haciendo los demás, en un equilibrio inestable entre lo individual y lo colectivo, entre premeditación e improvisación.

Espiritismo de la música y de la literatura, de Charlie Parker y de Julio Cortázar, las voces de los muertos que siguen resonando en nosotros, en una transmisión de afinidades y de vocaciones. Perico Sambeat habló, entre canción y canción, de su descubrimiento de Cortázar en la adolescencia. Tocando los solos de Charlie Parker prolongaba en el presente su música viva. Escribir es en cierta medida acarrear hasta el presente todo lo que uno ha aprendido de quienes vinieron antes, las resonancias lejanas o próximas que modelan lo que uno es, lo que uno hace. En el modo en que toca Javier Colina está la herencia de los grandes contrabajistas del jazz.