Estaba leyendo los Cuadernos de Rusia de Dionisio Ridruejo y por casualidad me encontré con otro libro que es casi su reverso exacto, y la contraposición de los dos me ha permitido una lectura más provechosa de cada uno. Nadie más ajeno al Dionisio Ridruejo que en 1941 se alistaba en la División Azul que el exteniente de Artillería Ferran Planes, que justo por esa misma época, después de una serie de aventuras entre trágicas y estrafalarias, había encontrado un refugio provisional en la zona no ocupada del sur de Francia, muy cerca de la frontera por la que había huido en 1939, después de la derrota de la República. Dionisio Ridruejo había sido desde muy joven un iluminado del fascismo, uno de los máximos proveedores de la retórica falangista, un dirigente político muy significado en el bando de los vencedores y en el nuevo régimen instalado sobre las ruinas de la guerra y el gran charco de terror y crueldad que trajo consigo la victoria de los suyos.
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