Bioluminiscencias

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De la bóveda en una gruta de Nueva Zelanda cuelgan millares de estalactitas de luz que parpadean verticalmente como en un bosque de árboles de Navidad. En algunas bahías del Caribe el que se baña de noche o hunde la mano en el agua sobre la borda de una barca ve un resplandor líquido que no es el reflejo de la Luna ni de ninguna otra luz exterior, sino la irradiación de organismos unicelulares de plancton. En las aguas más oscuras de algunos océanos se ven pequeñas luces blancas moviéndose de un lado a otro como luciérnagas submarinas. En los bosques de Indonesia hay árboles en los que chispazos de luz verdosa se repiten en todas las ramas y en casi todas las hojas, apagándose y encendiéndose a un ritmo variable. Muy hondos bajo la tierra hay escarabajos ciegos que tienen en la cabeza dos puntas redondas y rojas que brillan en la oscuridad, y largos gusanos que parecen trenes sinuosos con un faro rojo en la proa de la locomotora. Medusas transparentes se mueven en la superficie del mar como tulipas azuladas. En las noches lentas y cálidas del principio del verano, en el parque de grandes robles y arces y praderas jugosas a la orilla del Hudson, las luciérnagas trazan en el aire, en las zonas de penumbra más allá de las farolas, rápidos garabatos verdes, y la hierba se llena de puntos luminosos.

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Bioluminiscencias (Catalano82)
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