Razón a destiempo

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Hay historias que no parece que terminen nunca de contarse del todo, quizás porque no dejan de seguir sucediendo, por mucho que se alejen en el tiempo. La I Guerra Mundial, la Gran Guerra, terminó en noviembre de 1918, hace ya casi un siglo: pero los dos últimos veteranos británicos murieron hace solo unos años, y cada año se recogen todavía, en los antiguos campos de batalla de Francia y de Bélgica, más de doscientas toneladas de material de guerra. En 2005 se excavaron 250 nuevos cadáveres de soldados británicos y neozelandeses. Brigadas especiales siguen recorriendo los campos en busca de los muchos miles de minas y de bombas que siguen sin explotar desde hace casi cien años. En 1991, durante las excavaciones para un tendido de ferrocarril de alta velocidad, murieron 36 trabajadores por explosiones de bombas de la guerra. En 2005, tan solo en la zona de la batalla del Somme, los equipos franceses desactivaron 50 toneladas de explosivos. Los tractores de los campesinos siguen llevando blindajes delanteros por el peligro de las explosiones. En cuanto cavan un poco más hondo sus cuchillas alcanzan un estrato geológico inagotable de cascos de guerra, fusiles, fragmentos de esqueletos, botas, cantimploras, mochilas, casquillos de balas, relojes, platos abollados de latón, hebillas de cinturones. Cuatrocientos cementerios de cruces blancas idénticas puntean los campos del Somme, en los que cayeron muertos o heridos 57.000 soldados y oficiales británicos antes del anochecer del primer día de la batalla, el primero de julio de 1916; 125.000 habían muerto a principios del otoño, cuando el barro y la lluvia forzaron a paralizar las operaciones. Llovía tanto en aquellos campos de Flandes que muchos miles de soldados murieron ahogados en el barro. Uno de ellos, llegado de India, escribió a su familia: “Esto no es la guerra. Esto es el fin del mundo”.

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El Regimiento de Chesire en las trincheras británicas cerca de Ovillers-laBoisselle, en Julio de 1916 durante la batalla de Somme. Lt. J.W. Brooke
El Regimiento de Chesire en las trincheras británicas cerca de Ovillers-laBoisselle, en Julio de 1916 durante la batalla de Somme. Lt. J.W. Brooke