Qué alivio abrir el periódico y ver por escrito lo que uno casi había pensado, lo que lo expresa a uno sin necesidad de añadir o quitar una palabra. Después de tanta palabrería sobre la “fiesta nacional”, sobre la cultura española, sobre la belleza de los toros, sobre su condición de derecho fundamental; después de tanta burla sobre los derechos de los animales y el “budismo pasado por agua” de quienes nos escandalizamos por su sufrimiento innecesario, y de tanto cinismo político que permite celebrar como cultura autóctona las brutales fiestas alcohólicas en las que se martiriza a unos pobres animales despavoridos, hoy me veo reflejado, plenamente expresado, en este artículo en El País de Félix Ovejero y otros dos profesores. De pronto recuerda uno lo que ya casi se le olvida, el valor del periódico como lugar del debate democrático.
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