Dickens, creo que en Bleak House, habla de la “filantropía telescópica”: desvivirse por el bien de los que están muy lejos mientras se trata con indiferencia o se maltrata a quienes se tiene más cerca. Es una actitud no infrecuente entre la intelectualidad europea, entre esas vedettes vociferantes de la solidaridad a las que hay que temerles si se aproximan a uno. Lo supo muy bien Camus, que quizás pensaba en algunos de sus colegas cuando anotó en un cuaderno: “¿Cómo puede predicar la justicia quien no ha llegado ni a hacerla reinar en su propia vida?”
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