Qué alta estaba

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El final del día, el cansancio laboral de la gente que sale tarde de las oficinas y espera autobuses o baja por las escaleras del metro. Parado en el filo de una acera, junto al Retiro, espero a que cambie la luz del semáforo. Aburrido, pensando en mis cosas,miro hacia la derecha, hacia el tráfico que viene. Y allí está, de pronto, grande y súbita como una aparición, la luna llena en lo alto de la calle de Alcalá.