Historias que se cuentan

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Qué maravilla, el cine en el cine, el cine en una sala de cine, esta noche, en los Lincoln Plaza Cinemas, donde tantas películas independientes hemos visto, en la última sesión, después de tomar algo ligero en un italiano,  láminas delgadas de mortadela, salami y prosciuto y un vaso de vino. El cine que no inventa, el que indaga en lo real, en este caso los lugares inseguros y dolorosos de la memoria familiar: Stories We Tell, un documental de la gran Sarah Polley, que ya dirigió aquella adaptación impecable de un cuento de Alice Munro, Away from Her, con Julie Christie, bellísima en sus setenta años, con los ojos azules, el perfil y la sonrisa intactos, la mirada de inteligencia y dulzura. Esta vez Sarah Polley hace un retrato familiar en el que se contiene una revelación estremecedora, hermosa y triste a partes iguales, que yo no voy a desvelar. Lo que se recuerda, lo que se ha olvidado, lo que nunca se supo y se descubre al cabo de muchos años, lo que se calla, lo que se dice. El talento de narrar sin inventar lo novelesco de la vida. Al salir es medianoche, hace fresco, hay poco tráfico, se ha apagado la gran fuente central en Lincoln Center, está iluminado el letrero rojo del Hotel Empire, y da gusto paladear la película conversándola en el camino de vuelta.