Nueva España

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De proto la lejanía extrema se convierte en puro reconocimiento. He viajado tanto para encontrar lo más parecido que existe a los lugares de donde salí al principio de todos los viajes. Desde la ventanilla del avión que nos traía del antiguo México D.F. -ahora se llama, invento de algún publicitario listo que habrá cobrado una millonada, CDMX- veo una llanura fértil bajo un cielo de azul luminoso y pienso que estoy viendo la Vega de Granada o los llanos de Córdoba. Nuestra anfitriona, Diane, que trabaja para el festival cervantino de Guanajuato, nos recibe con esa admirable cortesía mexicana, en la que hay algo que nosotros hemos perdido sin rastro, la suma de la formalidad y la cordialidad. En el coche que nos lleva hacia la ciudad el paisaje se va volviendo cada vez más familiar: después de la vega, cerros de tierra sombría, con grandes tajos de barrancos, con una vegetación de monte bajo, de un verde más oscuro porque el cielo en el horizonte está negro de lluvia. Es como ir a esta misma hora de la tarde por la comarca de los Pedroches de Córdoba, o por la carretera antigua entre Granada y Jaén, la que atraviesa los Montes Orientales y la Sierra de Mágina. La mitad del cielo está cubierta por un nublado gris plomo. La otra mitad es de sol. Al fondo se ve caer una catarata fantasma de lluvia. Un arcoiris doble se forma cuando ya estamos llegando a Guanajuato. Es España y no lo es. Hay casas de techos planos colgadas sobre las colinas, como en la Alpujarra, pero están pintadas de colores mucho más vivos y raros que en España: azules, violetas, rosas, el rosa fuerte de México. Desde la terraza acristalada del hotel hay un panorama de tejados, colinas, campanarios, arboledas, que lo traspasa a uno en un arrebato de belleza. Es otro mundo y es mi mundo. En la plaza del Baratillo la gente conversa y pasea y vende cosas bajo unos árboles muy tupidos, con muchos pájaros, que me hacen acordarme de la plaza de Bibrrambla. No hay ciudad más fervorosamente cervantina que Guaajuato en estos días. En el patio de la antigua Alhóndiga una compañía de ópera china estrena una adaptación de don Quijote.