El prisionero de Guantánamo

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A diferencia del paraíso, el infierno en la tierra es factible. Los seres humanos han creado con inventiva y eficacia un gran número de ellos. A partir del 11 de septiembre de 2001, el Gobierno de Estados Unidos, con el pleno apoyo del Congreso y de la inmensa mayoría de la población, fundó y alentó infiernos secretos en algunos de los países más siniestros del mundo, aliados de su fantasmal War on Terror, término que en sí mismo ya sugiere teología y apocalipsis más que lucha policial efectiva contra organizaciones delictivas. Las trampas y los circunloquios verbales son una parte necesaria de cualquier política inconfesable. Había al parecer una guerra, pero los sospechosos de terrorismo islámico no eran prisioneros de guerra, porque eso les habría otorgado ciertos derechos, según las leyes internacionales: eran enemy combatants, lo cual autorizaba a mantenerlos detenidos sin límite temporal ni garantías

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